BIBLIOTECA ITINERANTE & TIENDA ONLINE DE FOTOLIBROS LATINOAMERICANOS | Un proyecto de Laura Lavergne
Los años que siguieron a Gente en su casa, dediqué toda mi atención a la labor docente pensando, mientras el tiempo pasaba, que ya nunca más iba a tomar fotos y que, por tanto, Gente en su casa nunca tendría una continuación, tal y como yo había deseado durante tanto tiempo. De modo que finalmente decidí que era hora de publicarla, aunque estuviese inconclusa.
En el colmo de la contradicción, mientras me convencía de que “ya no sacaría más fotos”, y con la inocente excusa de incorporar nuevas técnicas para implementar en mi escuela, realicé diversas fotografías que no hacían más que ir poniendo a punto todos los engranajes para una nueva obra. Ahora comprendo que el motor de esa búsqueda era perfeccionar la técnica y la estética que finalmente cristalizarían en mi siguiente trabajo: Vivir en la tierra.
A esas alturas, ya sabía muchas cosas: sabía, con esas certezas que tienen raíces hondas y misteriosas, que debía profundizar en la serie de los asentamientos de Gente en su casa. Sabía también que iba usar el color porque las nuevas tecnologías me permitirían controlar, como nunca antes, la paleta cromática, las gamas tonales y los claroscuros. Y, sobre todo, sabía que no bastaba con los asentamientos de Argentina: debía documentar los de toda Latinoamérica.
Los años que siguieron a Gente en su casa, dediqué toda mi atención a la labor docente pensando, mientras el tiempo pasaba, que ya nunca más iba a tomar fotos y que, por tanto, Gente en su casa nunca tendría una continuación, tal y como yo había deseado durante tanto tiempo. De modo que finalmente decidí que era hora de publicarla, aunque estuviese inconclusa.
En el colmo de la contradicción, mientras me convencía de que “ya no sacaría más fotos”, y con la inocente excusa de incorporar nuevas técnicas para implementar en mi escuela, realicé diversas fotografías que no hacían más que ir poniendo a punto todos los engranajes para una nueva obra. Ahora comprendo que el motor de esa búsqueda era perfeccionar la técnica y la estética que finalmente cristalizarían en mi siguiente trabajo: Vivir en la tierra.
A esas alturas, ya sabía muchas cosas: sabía, con esas certezas que tienen raíces hondas y misteriosas, que debía profundizar en la serie de los asentamientos de Gente en su casa. Sabía también que iba usar el color porque las nuevas tecnologías me permitirían controlar, como nunca antes, la paleta cromática, las gamas tonales y los claroscuros. Y, sobre todo, sabía que no bastaba con los asentamientos de Argentina: debía documentar los de toda Latinoamérica.